Por: Pamy Rojas
Dejamos atrás las islas de totora para llegar a tierra firme. La isla de Taquile está segmentada en terrazas para el cultivo de quinoa, papas y cebada. Desde que nos acercábamos a la isla pudimos observar cuán marcados están los niveles de siembra. Para llegar a la villa principal hay que subir por interminables escalones de piedra. Comenzamos a ascender y tuvimos que detenernos varias veces. No porque nuestras piernas lo impedían, sino porque el aire no llegaba a nuestros pulmones. Esta isla se encuentra a aproximadamente cuatro mil metros sobre el nivel del mar, casi doce veces la altura de la torre Eiffel de París.

La lengua de los taquileños es el quechua. A la isla Taquile se le llama Intika en quechua. Foto: Pamy Rojas
Como elevarse al cielo
En nuestro recorrido, que parecía como si nos eleváramos al cielo, vimos en el trayecto a varios hombres subiendo con carga sobre sus espaldas, sin ningún esfuerzo aparente. También nos percatamos de las ovejas, gallinas y carneros que se movían libremente por el lugar, sin ninguna verja o atadura que los restringiera. Una vez llegamos a la villa principal, que se encuentra casi en el punto más alto de la isla, los taquileños nos recibieron con una mesa larga donde nos servirían el almuerzo. Mientras esperábamos que la comida estuviese lista, nuestro guía nos habló de las costumbres y modo de vida de los dos mil habitantes de Taquile.

Las ovejas se movían libremente por el lugar. Foto: Pamy Rojas
“Ama sua, ama llulla, ama quella“
Nos llamó mucho la atención el código moral en el que se basa la sociedad taquileña. Los habitantes de esta isla se rigen primeramente por el deber del trabajo colectivo y por las leyes Incas: “Ama sua, ama llulla, ama quella” (no robarás, no mentirás y no serás perezoso).
Una de las reglas de convivencia de Taquile se le llama Munai que significa amar a las personas, a la naturaleza y a la vida. El servicio también es necesario para convivir en Taquile, a partir de los diecisiete años todos los adultos deben ayudarse mutuamente. Los taquileños entienden que la experiencia y la edad provee la sabiduría, por lo que el respeto a los ancianos es primordial.

Para la vestimenta también tienen códigos. Foto: Pamy Rojas
Códigos de vestimenta
En la vestimenta también utilizan códigos. Los hombres usan unos cinturones de lana que representan el calendario del año con las fechas destacadas: agosto para renovar tierras; el 21 de junio el nuevo año andino; febrero para la pesca y nuevas cosechas; marzo la fiesta de la productividad; julio y agosto celebración de bodas, porque según sus creencias es el mejor momento para casarse.
Los casados usan un sombrero de lana multicolor largo y los solteros usan un gorro de lana rojo y blanco. Cuando el sombrerillo está hacia arriba, significa que están descansando.
En esta sociedad promueven que los jóvenes convivan juntos antes de casarse. Le llaman la etapa del pre matrimonio y la pareja decide cuándo desean casarse. Las fiestas de matrimonio duran de tres a siete días.

Las mujeres cargan en sus espaldas a los bebés. Foto: Pamy Rojas
Hora de almorzar
Luego de la charla del guía, comenzaron a llegar nuestros anfitriones con los platos de comida. Primero nos sirvieron sopa de quinoa. El plato principal era trucha a la plancha con arroz con vegetales. Para una buena digestión nos ofrecieron té de hojas de coca, que nos dijeron que también era bueno para el estrés, la ansiedad, las diarreas de los niños, el mal de altura y las canas… ¡Exacto! ¡Para las canas!

Una demostración de cómo hacer champú con hojas. Foto: Pamy Rojas
De regreso
Luego de compartir un rato con los taquileños, de ver a los niños jugar y a la madres cuidar de los más pequeños, decidimos bajar. Obviamente, el descenso fue menos impactante que la subida a la montaña. Ya de regreso al puerto de Puno, la siesta era obligatoria.
Después de un día completo en las islas flotantes de los uros y luego Taquile, regresamos al hotel para descansar. Al otro día saldríamos hacia Cusco en una excursión en guagua, haciendo varias paradas en varios lugares de interés como la Raya. Este es el punto más alto del viaje (a 4,335 metros sobre el nivel del mar) entre Puno y Cusco.

El paisaje de Taquile es singular. Foto: Pamy Rojas
(Este es el cuarto artículo de la serie de historias de Perú.)
Prácticas de turismo consciente:
1. Conocer a personas de otras culturas y respetarlas.
2. Agradecer a los nativos de la isla por su hospitalidad.
3. Aprender sobre la historia y modo de vida de los habitantes de Taquile.
4. Disfrutar de su espacio sin dañarlo.
Excursiones: