Apenas el 2% de los seres humanos se sienten creativos. A ese resultado llegaron George Land y Beth Jarmand luego de varios estudios que buscaban evaluar el potencial imaginativo de los seres humanos. El 98% restante no sabía cómo ser más creativo.
Para desarrollar la imaginación hay que cambiar la rutina.
Existen algunos mitos en torno a la creatividad que limitan su desarrollo. El más común es creer que se trata de talento innato, propio de algunos afortunados. Si bien es cierto que hay personas naturalmente más creativas que otras, lo ideal es pensar en la imaginación como un músculo que necesita ser entrenado. Todos podemos ser más creativos si llevamos a cabo rutinas que estimulen nuestra mente y nuestro cuerpo igual que si entrenáramos en el gimnasio. Podemos también dejar correr la imaginación cual si compitiéramos en una carrera.
Se puede desarrollar la creatividad sin ser un artista.
Otro mito muy arraigado consiste en relacionar la creatividad con el arte. Claro que para escribir, pintar o componer es necesaria una cuota alta de creatividad. No obstante, podemos poner nuestra imaginación al servicio de problemas cotidianos. En este post te damos 5 claves para ser más creativo y así ayudar a cuidar el planeta*.
1. Aléjate del ordenador y conecta con la naturaleza
La tecnología es una herramienta muy poderosa. Internet ha puesto el mundo al alcance de nuestra mano y se ha convertido en una vasta fuente de información. Si bien es cierto que podemos valernos de la red para resolver muchos problemas ─desde Pinterest y sus mil ideas para tener una casa más eco hasta YouTube con sus tutoriales para aprender de todo─ pasar horas “conectados” nos lleva a alejarnos del mundo real. En lugar de ejercitar nuestros sentidos, quedamos “atrapados” por la tecnología, que nos satura con su bombardeo constante de estímulos, notificaciones y calls to action.
Una idea para conectar con la naturaleza puede ser apagar el móvil.
Alejarse de la pantalla es el primer paso para conectarte de verdad con el entorno que te rodea. Una caminata por el parque, un paseo por la playa o un día en la montaña lejos del teléfono y la computadora no sólo es saludable sino que te darán una perspectiva más auténtica sobre la situación del medioambiente en el que vives. Enfócate en la forma de una hoja, escucha el canto de un pájaro, saborea la lluvia, siente la tierra bajo tus pies y huele una flor. Si quieres ser más creativo y cuidar el planeta, deja de lado las redes, sal de tu casa y conecta con la naturaleza.
2. Lleva una libreta a todas partes (ser más creativo es un ejercicio a tiempo completo)
Aunque vivimos en una época en que todos cargamos un celular lleno de apps para dejar notas, nuestro cerebro funciona diferente cuando escribimos a mano. Llevar una libreta y un boli contigo es fundamental para capturar todas esas ideas que muchas veces fluyen desordenadas por tu mente.
Para concentrarte mejor puedes anotar en una libreta tus ideas y de esta manera desarrollas tu imaginación.
Haz listas para organizar la información. Anótalo todo, por más tonto que parezca. Sí dibujar en los márgenes, sacar flechas o hacer esquemas te ayuda a organizar tus pensamientos, entonces hazlo. Verás cómo al poco tiempo de incorporar este hábito, tus ideas comienzan a fluir más fácilmente. Y si esto sucede en un momento “inoportuno”, no tendrás que preocuparte: al cargar contigo la libreta sabrás que siempre podrás retener esos pensamientos.
Si, al igual que nosotros, eres de los que quieren ser más creativos para ayudar al medio ambiente, utiliza tu libreta para investigar las necesidades actuales de tu entorno. No pierdas tiempo en lo que ya está establecido. Enfócate en las necesidades que existen. ¿Tu comunidad cuenta con centros de reciclaje? ¿Qué sucede con la basura en las playas? ¿Es eficiente la comunicación entre las organizaciones y la población local? Investiga para encontrar sus respuestas, habla con personas que estén trabajando en aquello que quieras mejorar para cuidar el planeta*.
Al ser más creativos puedes beneficiar al medio ambiente.
3. Piensa como un niño (y prueba cómo ser más creativo)
El estudio de Land y Jarmand que mencionamos al principio tuvo una revelación trascendental: las estadísticas en adultos eran inversamente proporcionales al mismo estudio realizado en menores: el 98% de los más de 1500 niños de entre 4 y 5 años que participaron de la prueba pudieron encontrar respuestas creativas a los problemas planteados. ¿Por qué? Sencillo: la imaginación a esa edad no tiene límites. En lugar de restringir su capacidad pensando de antemano en las desventajas de sus respuestas, en las complicaciones de llevar sus ideas a la práctica o en los prejuicios de sus pares, los niños simplemente crean.
¿De qué modo puedes imitarlos? Pues ejercitando tu mente para que se sacuda las barreras de la adultez y vuelva a volar como en los primeros años. ¿Cuándo fue la última vez que jugaste con Legos o que armaste un rompecabezas? ¿Recuerdas cuándo te bañabas bajo la lluvia sin inhibiciones?
Todos podemos desarrollar la creatividad que perdimos cuando éramos niños.
Las manualidades también son otra buena opción. ¿Cuándo fue la última vez pintaste con acuarelas sin pensar en el resultado final? ¿Hace cuánto tiempo no coloreas en un libro de pintar? Pensar en el mejor escenario posible es también una cualidad de los niños, que en vez de preocuparse de antemano por todo lo que podría salir mal, ven sus soluciones con mucho optimismo.
La infancia se caracteriza, además, por una fuerte conexión con el entorno y mucha más empatía por el medio ambiente y los animales. Ponerte en los zapatos de un niño te ayudará a conectar con el amor por el mundo que te rodea y seguro encuentres formas nuevas de cuidar el medio ambiente*.
Al ser más creativos puedes beneficiar al medio ambiente.
4. Conecta con los demás (y con tus cinco sentidos)
La creatividad no solo nace de la mente, sino que involucra todo nuestro cuerpo. Cuando escuchamos música nueva, cuando vemos películas sobre temas que nos interesan -o sobre cosas que nunca habíamos investigado-, cuando viajamos nos exponemos a un sinfín de estímulos nuevos. Nuestro cuerpo los asimila, deja rastros en nuestra memoria y los conecta con nuestras ideas de modos que tal vez no logramos imaginar en el momento (pero que, tarde o temprano, se traducen en ideas nuevas).
Una buena forma de llevar esto a la práctica y ser más creativo es salir de tu zona de confort dentro de tu misma ciudad. Piensa un segundo, ¿qué grupos, actividades o encuentros se realizan en el área donde vives a los que jamás irías? No tiene que tratarse de una cuestión de principios sino de intereses inmediatos.
También puedes conectar con la naturaleza y con otras personas en la ciudad.
Haz una lista de, al menos, diez. Puede que al comienzo te parezca difícil, pero piensa una cosa: todo vale. Las reuniones en iglesias de otro culto, las clases de zumba al aire libre, los encuentros de poesía en cafés literarios… Si no sabes qué más, puedes consultar siempre los grupos de Meetups de tu ciudad. Proponte una salida a la semana. Habla con la gente, escúchalos, no juzgues. Aunque se trate de personas muy diferentes a ti, intenta encontrar un punto en común. Puede que termines descubriendo algún gusto que no conocías, o puede que en esos encuentros brote en ti una motivación nueva.
Una buena idea es buscar grupos o actividades enfocadas en el medio ambiente. Incluso si el tema te interesa, trata de conectarte con personas que quieran cuidar el planeta* pero desde otro enfoque o que estén haciendo actividades en zonas alejadas de tu hogar. ¿Qué tal ese grupo de veganos que pintan murales para concientizar sobre la explotación animal? ¿O los encuentros mensuales de conservacionistas de aves?
Conecta con la naturaleza, desarrolla la creatividad y cuida el medio ambiente.
5. Lee, adéntrate en las historias y busca soluciones a los problemas ambientales
Además de perfeccionar el lenguaje, mejorar la ortografía y entretenernos, la lectura desarrolla la capacidad imaginativa. Al leer entras en el mundo de la historia y puedes ser más creativo. ¿Te ha pasado que cuando terminas un libro te sientes triste? Es posible que hayas logrado adentrarte tanto en la lectura que sentiste que los personajes te acompañaban, que “eran tus amigos”.
La lectura también estimula la empatía. Te pones en los zapatos de los demás. Descubres otras situaciones que podrían muy bien ser las tuyas o de algún ser querido o igual logras entender otros puntos de vista y ser más tolerante no solo con otros seres humanos, sino más empáticos con la naturaleza.
Investiga sobre los problemas de contaminación y contribuye a cuidar el medio ambiente.
Informarte sobre temas del medio ambiente también contribuyen a que desarrolles tu creatividad. Al investigar sobre los temas que afectan a tu comunidad y ver cómo lo han resuelto otras personas, en otros países, te permite modificar esos esfuerzos e integrarlos a tu entorno.
¡Ponte en acción con estas claves para ser más creativo y sé parte de ese 2%! Cuéntanos que nuevas ideas te han surgido y cómo las implementaste.
Para beneficiar el medio ambiente lo mejor que puede pasar es que desarrollemos cada vez más ideas y las compartamos con los demás para que así todos podamos ayudar a cuidar el medio ambiente.